Siempre lo he dicho, y lo mantengo. A camino largo, paso corto. Y así hemos comenzado esta carrera hacia el cambio definitivo en nuestra ciudad. Saben que, en el día de ayer, servidor escribía un primer análisis sobre los resultados de estas elecciones pasadas. No obstante, hoy toca ser un tanto más cauto y discurrir sobre cuando llegará, al fin, el cambio en Benidorm y comarca.
Créanme que, las instituciones, los ayuntamientos, la política; no se modifica de la noche a la mañana, ni en una sola legislatura, sino que es un proceso largo y farragoso a la par. Por ello, y tras desgranar los resultados de estos comicios municipales, hay que ser conscientes de lo que nos depara. Dicho en corto: una etapa de purgas, de depuraciones sistemáticas, de pulcritud general en la cosa pública. Cuatro años de limpieza. En primera instancia y de mayor trascendencia es que, la escena urbana de Benidorm recupere su esplendor tras un buen lavado de cara a nuestras aceras, avenidas y calles. Por otro lado, en lo que se refiere a gestión, debemos de despojarnos del gran peso que cargamos a las espaldas con la deuda monumental que acarreamos. Pero el pago de ésta también será lento, de un goteo constante para que, en la legislatura venidera no exista tal deuda o esté reducida en gran parte. Pero, sobre todo, hay que limpiar nuestro Ayuntamiento de políticos achacosos, incompetentes y corruptos que han gobernando en nuestra ciudad y pretenden seguir viviendo de la sopa boba. Una vez conseguida esa purificación tan necesaria de las instituciones, ademas de la reducción de la deuda y el aseo de nuestras calles, tendremos la ocasión de, en la segunda legislatura, culminar dichas tareas mencionadas definitivamente.
Y ya habrán pasado ocho años. Y tal vez, y solo tal vez, existirá la posibilidad de comenzar a realizar ciertos proyectos que den un aire renovador a la ciudad, donde infraestructuras como el Centro Cultural, el Hospital de Benidorm o instalaciones deportivas de mayor calidad serán una realidad, si el asunto no se nos trunca. Apartando la diversidad de proyectos realizables en esta tercera legislatura, llegaríamos a la culminación del cambio. Es decir, una cuarta legislatura en la que, por un lado se daría lugar gran parte de las inauguraciones de las infraestructuras y proyectos constituidos e iniciados en la tercera y, por lo tanto, en estos cuatro últimos años donde se podría concebir y consumar el cambio total, daría comienzo la ocasión de arrancar con extraordinarios propósitos, proyectos y tareas que harán recuperar la grandeza de nuestro Benidorm de antaño.
Pero ya ven que, no es coser ni cantar, y saben ustedes mejor que yo que el tiempo trae las cosas nuevas, y el tiempo las hace viejas y se las lleva, aunque muchos quieran resistirse y anclarse a un sillón de por vida. Son dieciséis los años que necesitamos para que se produzca y se ultime el cambio en Benidorm, e incluso más; siempre lo dije. Hemos conseguido en estas elecciones activar la palanca que abrirá la puerta del cambio, pero hay que ser pacientes. Roma no se hizo en un día, tampoco La Nucía que es el mayor ejemplo de evolución y cambio en una localidad, donde han hecho falta 12 años de mucho trabajo, esfuerzo, constancia y dedicación por el pueblo, y eso sin contar aún lo que falta por hacer -parecerá mentira, pero aún Bernabé Cano y su equipo nos tienen preparados infinidad de fantásticos proyectos-.
Sean pacientes y confíen en el cambio. Más tarde o más temprano llegará. Pero, la única forma de que se produzca es si nosotros, los votantes, los soberanos; escogemos con coherencia el cambio que queremos y necesitamos. Aún queda mucho por hacer. Pero a camino largo… paso corto.