LA TRANSGRESIÓN DEL ARTÍCULO 20 DE LA CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA
Por Pedro Taracena Gil
Periodista
Los Medios de Comunicación en España prostituyen el periodismo porque apoyan al Régimen del 78 de dudosa legitimidad. Tres son los vicios que provoca el capital público y privado con el cual subyugan al periodismo en todas sus formas:
- Dependencia de los poderes políticos y financieros. Sin cuestionar el Régimen del 78 en su más que dudosa legitimidad.
- Práctica del corporativismo antidemocrático; manteniendo la mentira oficial como verdad exclusiva de los impostores del periodismo.
- Y se mantienen al margen de cualquier crítica a sus colegas, y por supuesto la autocrítica les es ajena.
Además de estas evidentes conductas contrarias al artículo 20 de la Constitución, es preciso analizar la connivencia que existe entre las instituciones de los Tres Poderes del Estado y los Medios de Comunicación, tanto públicos como privados. Cuando se va a la caza de las noticias con ansias de exclusividad y rapidez, el análisis de la verdad huye de esos cauces.
Lo que es y lo debería ser
Los poderes del Estado deberían utilizar exclusivamente los cauces oficiales para divulgar la información veraz sin excluir a nadie:
El Gobierno tiene un cauce legal para dar a conocer el contenido de los Consejos de Ministros, que es la Rueda de Prensa con los ministros que contestan a los periodistas acreditados para tan fin. El único contenido oficial es el Boletín Oficial del Estado.
La especulación sobre los debates interesados no debía salir del Consejo de Ministros y mucho menos fomentar las exclusivas y las filtraciones. Al ser televisado en directo, los ciudadanos no necesitan de intérpretes, analistas ni tertulianos.
En el Parlamento reside la soberanía popular. En el hemiciclo solamente se permiten fotógrafos acreditados. Las Sesiones de Control del Ejecutivo y los plenarios pueden ser seguidos por los ciudadanos sin intermediarios. No obstante, la presencia de los periodistas en los pasillos y demás estancias de Las Cortes Generales, fomentan un hervidero de acoso a los políticos para atrapar una exclusiva, una primicia y no pocas filtraciones. En todos los casos la Prensa es la responsable de lanzar noticias que pueden ser bulos, mentiras o imprecisiones. Cuando la noticia va precedida de: “El medio X ha podido saber en exclusiva que…” Esta información nada tiene que ver con el artículo 20 de la Constitución.
“La justicia emana del pueblo…” Artículo 117 de la Constitución. Los procesos judiciales se entienden que deben de ser respetados por los administradores de la justicia y por la prensa. Todo comunicado judicial debe de ser público. Las filtraciones intencionadas, las especulaciones al margen de los procesos y las sentencias de telediario, nada tiene que ver con la información veraz.
Solamente deben de ser divulgadas las sentencias dictadas por los magistrados, cualquier filtración debe de ser perseguida y condenada.
Los medios que se arroguen la exclusiva de noticias judiciales al margen del cauce oficial, suponen prostituir el derecho a la información.
La prensa tradicional, cuando no existían las Redes Sociales, tenía como objetivos principales: las noticias de alcance, las primicias, las exclusivas y el logro de declaraciones sensacionalistas. Los desmentidos brillaban por su ausencia. Solamente eran obligados por sentencia judicial.
La Policía y los Medios han establecido un maridaje perverso al margen de la información pública, veraz y puntual. Es fácil percibir con extrañeza cuando en tiempo real, un informador especializado en delincuencia, es capaz de dar puntual y completa información de un hecho, de no haber sido previamente informado por la propia Policía. Estos hechos fehacientes permiten a ciertos medios arrogarse un trabajo de investigación que no les compete. Otro asunto bien distinto es, cuando al margen de la Policía unos investigadores hacen un trabajo donde la policía realza el suyo. Esta vía de comunicación entre la Policía y la Prensa al margen de los cauces oficiales y públicos, despeja el camino para pensar que hay un pacto implícito entre la Policía y los infiltrados de los Medios, para divulgar las noticias que potencien su profesionalidad, y sin embargo que no se lleve a cabo ningún atisbo de crítica de los comportamientos policiales.
La confusión mediática e interesada entre la publicidad, la información y la propaganda, es evidente. Es preciso separar lo que es el derecho a un periodismo al servicio del artículo 20 de la Constitución, de aquello que no lo es. En principio en la actualidad los medios de comunicación: Prensa Radio y Televisión, constituyen una unidad que se retroalimenta, y en absoluto viven del lector, telespectador o radioescucha. Son y están financiados gracias a potentes grupos, que a su vez tienen como objetivo sostener el statu quo del RÉGIMEN DEL 78.
La misma línea editorial de la Transición con la misma caterva de profesionales que no periodistas, son los que hoy ocupan todos los telediarios, las tertulias, las mesas de análisis, las entrevistas, y sobre todo una pléyade de economistas, auténticos apóstoles predicadores de la economía liberal. Que sustenta la Europa de los Mercaderes, no la Europa de los Ciudadanos. Evidentemente éstos son lo que mantienen la propaganda que constituye el NODO, cuya pedagogía utilizó en franquismo.
El colmo de la prostitución periodística ha sido convertir sobre todo la TV en un espectáculo, donde los antiguos locutores de radio se convirtieron en bustos parlantes de los telediarios. Estos presentadores de todo tipo de telebasura, se transforman sobre el terreno y se convierten en modelos publicitarios. Presentadores de Telediarios, del Tiempo y de los Deportes, interrumpen sus guiones de noticias para avalar cuáquer producto. Con el mismo ahínco que ponen en hacer una información que sea creíble, a renglón seguido narran las virtudes de un seguro de hogar, cuya publicidad tiene como objetivo disimular los defectos ante el cliente. Sin descomponer su figura y sin dejar de considerarse periodistas…. La propaganda se ocupa de crear el NODO que sustenta el RÉGIMEN DEL 78. Es patético el eslogan que predica un prestigioso periodista, exclamado: “Sanidad Privada también para ti…”
Efectivamente la información en España es plural pero dentro de una única pluralidad constitucionalista, centralista y monárquica. Nadie cuestiona que en España se confunden de forma malintencionada la Legitimidad, la Legalidad y la Justicia, con mayúsculas. El esperpento comenzó con la legitimidad de Franco obtenida con su victoria en la Guerra Civil, provocada por el Golpe de Estado perpetrado contra la Republica, legítima y legalmente establecida por el Pueblo Español. El origen de la monarquía es doblemente ilegítimo. Por la imposición de un sátrapa y porque el heredero de la Corona de España fue Don Juan de Borbón, hijo de Alfonso XIII y padre del Juan Carlos de Borbón, designado éste último por Franco, un criminal de guerra según la ONU, como Príncipe de España y heredero del Franquismo. A cuyos Principios del Movimiento Nacional juró fidelidad. Ésta es la España Una Grande y Libre que tanto ambicionó el Caudillo de España que lo fue por la Gracia de Dios. Sin olvidarnos que Juan Carlos I no juró jamás la Constitución Española que él mismo como Rey sancionó.
Esta anomalía democrática lejos de ser homologable con nuestro entorno, es una quimera que por primera vez en 40 años se está cuestionando en tres frentes:
- Medios de Comunicación, al servicio de la Santa Transición Franquista.
- Gobierno de Coalición, Progresista de Izquierdas.
- Redes Sociales, nuevos medios de comunicación que se disputan el espacio universal y libre
El testamento del General Genocida: ESPAÑA ES UNA GRANDE Y LIBRE, está saltado por los aires y es un frente abierto a la autodeterminación, muy difícil de gestionar por los constitucionalistas, donde su área de confort está en la ilegitimidad hecha legalidad, sin libertad y justicia. Sin olvidar que la ley de las Cortes post franquistas y preconstitucionales decretaron en 1977 La Ley de Amnistía que dejo impune el Genocidio 1936-1975.
Con estas consideraciones, el lector puede añadir su aportación histórica y sacar una conclusión personal más completa y acertada…
ARTÍCULO 20 DE LA CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA
