En toda deducción intelectual si partes de premisas erróneas, las conclusiones son falsas. La verdad difícilmente sale del error.
Llevamos cuatro meses, y si nadie lo evita llevaremos más, dando por supuesto falacias que nos llevan a un callejón sin salida. No es verdad que los españoles han votado mayoritariamente por el cambio en el sentido de haber votado un no a Rajoy. No es verdad que Podemos haya querido formar gobierno con el PSOE. No es verdad que el PSOE de Pedro Sánchez no tuviera líneas rojas y es más falso que Judas que toda regeneración pasa por la necesidad de que el PP esté en la oposición y el PSOE, igual de podrido o más, esté en el gobierno.
Los españoles, ellos sabrán el porqué, equivocados o no, votaron mayoritariamente por el PP de Rajoy. Cuando uno vota a Pepito, vota a Pepito y no vota a ninguno de los zutanitos que compiten con él. Ningún votante de Sánchez voto a Iglesias y ningún votante de Rivera voto también a Sánchez como mal menor. Podemos, desde el primer día, recuerden la propuesta de la vicepresidencia y los ministros con cartera, tiene claro que el enemigo a batir es el PSOE y va a por él; ha ido a humillarlo, a reírse de su ansia de gobierno y a explotar la necesidad, nada disimulada, de Sánchez de tocar poder. Sánchez no puede hablar de programa cuando frente al PP solo le importa arrinconar a sus siglas, no puedes anular las líneas riojas menos una y decir que no las tienes; no hablar con el más votado es irracional. Presentar, desde el PSOE, al PP como sinónimo de la corrupción, es pretender que comulguemos con ruedas de molino elefantiásicas. Difícil sería, sin dedicar muchas horas, establecer un campeón en el ranking de corrupción entre PSOE y PP.
No entiendo nada. La regeneración de España no la harán ni Podemos ni Ciudadanos, ¿no se dan cuenta PP y PSOE que la deben hacer ellos movidos, eso sí, por la presión que suponen los votantes de los nuevos partidos? ¿Alguien me lo explica?