Cuando hay una crisis, lo mejor que podemos hacer es tener ahorros. Pero esos ahorros no surgen de la nada, son producto de una planificación previa que, siempre que se hace, debe ser a largo plazo.
En esa planificación es importante que lo tengamos todo muy en cuenta: el tipo de fuente del que vamos a obtener esos ingresos, como nuestro bolsillo, una hucha común de todas las personas que habitan una casa si no vivimos solos o solas, o créditos rápidos estando en ASNEF. También es importante tener en cuenta cuáles son nuestros objetivos prioritarios de ahorro.
Sin embargo, no tenemos por qué tener unos objetivos claramente definidos. Y eso ayuda, como hemos mencionado al principio, a la gestión de una crisis.
Cuando ocurren situaciones fuera de lo común en el país, emergencias que obligan a la población a cambiar sus hábitos, por ejemplo, de consumo, puede darse el caso de que la población con menos recursos económicos necesite con desesperación tirar de esos ahorros, si es que se ha tenido el buen juicio de engrosar la cuenta secundaria o la hucha. El sistema de ahorro, en este caso, no influye.
Ahorrar dinero y utilizarlo en recursos básicos de supervivencia, sobre todo en productos alimenticios del supermercado o en utensilios y medicamentos adquiridos en la farmacia, no puede ser solo una decisión tomada por nosotros.
Puede que tengamos personas a nuestro cargo con enfermedades crónicas o cualquier otro tipo de problema congénito y, si se da el caso de que debemos permanecer aislados en nuestro domicilio, permaneceremos tranquilos con la sensación de que estamos invirtiendo bien esos ahorros en los recursos que necesitamos, ya provengan estos de un porcentaje de nuestro sueldo o de préstamos online de WannaCash.es.
El ahorro también nos funciona para desplazarnos a otro lugar si está en nuestra mano hacerlo, y no incurrimos en una irresponsabilidad. Los viajes, en situaciones de emergencia, no son recomendables, pero pueden ser la única manera posible de evitar que un contexto ya de por sí tenso pueda ir a peor. Debemos considerar, pues, los múltiples usos del ahorro y su utilidad.