A los políticos solo les gustan los periodistas cuando éstos son afines, partidarios, maleables y de conciencia elástica. Si no, los toleran como mal menor. Y si los periodistas hacen demasiado ruido para el gusto de los políticos, siempre habrá un juez dispuesto a admitir alguna denuncia aunque ésta tenga todo el aspecto de ser un ejercicio de abuso y mala fe solamente destinado a dar un escarmiento o a sacarle el dinero al quien cuenta miserias que están mejor ignoradas y enterradas.
Corre por algunos medios digitales que Ignacio Aguado, fracasado político del fracasado partido Ciudadanos, ha denunciado a Enrique de Diego, periodista que dirige el diario digital Rambla Libre. El asunto es digno de ser noticia; por supuesto. Y como este tipo de casos en los que un político lleva a los tribunales a un periodista suelen ser la ocasión que otros aprovechan para hacer caja, o ganar visitas, o subir un poco de rating durante algunos minutos, en esta ocasión no ha faltado quien publique, añadiendo su particular y politizado punto de vista.
Sobre esta batalla entre Aguado, miembro destacado de Ciudadanos en Madrid, y de Diego, periodista, el diario digital El Plural (que hay que tener valor para llamar así al panfleto ultra izquierdista que dirige el inefable Ignacio Escolar) opina que la posible candidatura de Ignacio Aguado, una vez catapultado al abismo Albert Rivera, podría estar comprometida por las sospechas de corrupción que penden sobre el propio Aguado.