Los mandamases independentistas catalanes consideran a su propio rebaño de votantes como una manada de medio lelos, de infantiles y de débiles mentales.
Tal consideración debe ser realmente profunda, porque en la ANC, la Asamblea Nacional Catalana, uno de los órganos de dirección y propaganda del independentismo que defiende los intereses de la familia Pujol y su kilométrica ristra de advenedizos amigos del delito, ha puesto en marcha una iniciativa que es administrada por uno de sus departamentos de nombre más chocante: “Psicólogos por la Independencia”.
Los psicólogos responsables de ese curioso departamento han ideado unos talleres de atención a los independentistas que puedan sentirse afectados por “el desgaste emocional en un contexto marcado por la represión del estado español”. Semejante mensaje, que parece dicho por un híbrido entre vendedor a domicilio y echador de cartas de tarot de programa de madrugada, define perfectamente al paciente tipo para este tipo de atención psicológica: un verdadero idiota.