Habida cuenta que la agricultura tradicional y la más extendida es aquella que utiliza abonos y fertilizantes de origen químico, elaborados en grandes industrias, quizás habría que empezar a echar la vista a los abonos orgánicos ecológicos, tanto en beneficio de la producción agrícola, con alimentos naturales y sin presencia química, pero también en provecho para el medioambiente, ya que al disminuir la fabricación de abonos químicos, se disminuye la presencia de sustancias no beneficiosas para la atmósfera.
En realidad, el abono ecológico ya se usaba unos cuantos años atrás. Los agricultores de antaño, utilizaban estiércol como abono. Cuántas veces hemos oído conversaciones sobre que la salud de nuestros abuelos y bisabuelos era mucho mejor que la nuestra, eran personas con mayor fortaleza y capaces de trabajar hasta edades avanzadas porque su cuerpo se lo permitía.
Entonces, quizás sería el momento de plantearnos esa vuelta a lo natural, a lo saludable, sin que por ello, renunciemos a los avances y al desarrollo. Ambas cosas tienen cabida en nuestra sociedad. Tan solo se trata de minimizar el uso y consumo de productos elaborados, en favor de los productos naturales, porque esto, también forma parte de la evolución.
La llamada agricultura sostenible forma parte del proceso de velar por la salud de las personas y por la salud del planeta y eso es una parte fundamental para el desarrollo de un país.
Cabe decir que un abono orgánico ecológico no solo nutre la tierra de cultivo, sino que además, influye en la mejora de su estructura y cambia la población de microorganismos; todo ello, favorece la contención de agua y las raíces se fortalecen.
Los abonos ecológicos más utilizados son el humus que procede de las lombrices, los abonos verdes y el estiércol, mencionado al principio de este artículo.
El humus de lombriz no es otra cosa que los excrementos de este gusano; se caracteriza por contener una gran cantidad de bacterias, lo cual incide en la riqueza a nivel biológico de la tierra de cultivo.
Los abonos verdes son aquellos que proceden de las plantas, principalmente leguminosas (el resultado es la conocida biomasa) estos abonos hacen el suelo más fértil.
El estiércol es quizás uno de los más conocidos, se trata de los excrementos de animales. El estiércol favorece biológica, física y químicamente a la tierra; con lo cual, es fácil deducir todas las ventajas que se obtienen de este abono orgánico.
Para finalizar, el uso de abonos ecológicos es una apuesta por lo natural y por la salud de todos y de nuestro planeta.