Por Pedro Taracena Gil
Periodista
Artículo 20 de la Constitución Española
1.Se reconocen y protegen los derechos:
- a)A expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción.
- b)A la producción y creación literaria, artística, científica y técnica.
- c)A la libertad de cátedra.
- d)A comunicar o recibir libremente información veraz por cualquier medio de difusión. La ley regulará el derecho a la cláusula de conciencia y al secreto profesional en el ejercicio de estas libertades.
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Sin duda abordar la actividad periodística en España, dentro de su propia ciénaga, y con las ranas que pueblan la charca donde habitan los impostores del periodismo, solamente se puede tratar desde el corporativismo más ramplón, impropio de Jordi Évole. Los Medios de Comunicación, son los autores y productores del NODO, que propaga las grandezas del Régimen del 78, corrupto y de dudosa legitimidad. Los impostores del periodismo elegidos por Jordi Évole para abordar el procés, ha sido un fracaso. Es muy difícil que saliera bien porque la estructura del debate entregaba la cena al gato, antes de comenzar. Todos los medios dependen del poder económico y la ausencia de independencia es absoluta. La guinda de este esperpento la puso el ínclito Ferreras de La Sexta, cuando afirmó que su “más periodismo” era de izquierdas. El periodismo de Atresmedia con La Razón, Antena 3, Onda Cero y la Sexta, donde brilla con luz propia OK Diario. ¿Es de izquierdas?
No podía faltar en tan ilustre tertulia, la crítica feroz a Las Redes Sociales. Los impostores del periodismo invitados por Jordi Évole para salvar Salvados, se atribuyeron la arrogancia de juzgar la basura que circula por las redes. Ellos, son los puritanos servidores de la verdad, de la independencia y de la crítica. Evidentemente la tertulia tuvo también su momento, aunque muy tímido, de la crítica y autocrítica, pero con éstas, tampoco llegó la sangre al río.
Jordi al final fue el más perjudicado, porque era arte y parte del discurso de esa manada de tertulianos rancios y serviciales con el amo que les paga. Las circunstancias le llevaron, como no podía ser de otro modo, a completar todos los vicios y errores del periodismo hispano de la Transición. Es decir, falta de independencia, veracidad, instinto de conservación, es decir, corporativismo, ausencia de crítica a los otros medios y la autocrítica, ni está ni se la espera. Hablaron de ciertas máximas del buen periodismo, como preguntar al reo hasta la extenuación y citaron frases de auténtico Perogrullo. De periodismo ramplón o de impostores del periodismo.
Los estudiantes de Ciencias de la Información de cualquier Universidad de España o de Cataluña, hubieran realizado un Salvados más creíble y verosímil.
Si el “más periodismo” que predica el apóstol de la sexta, se ciñe a una pléyade de tertulianos que peregrinan de las redacciones de los periódicos a los platós de televisión y los estudios de radio, entonces jamás, se podrá realizar un debate sobre la verdad del procés y la verdad de la ilegitimidad de la monarquía:
¿Con qué legitimidad el Estado está juzgando a los secesionistas, cuando ha dejado impune el genocidio franquista?
“Si la libertad significa algo, será, sobre todo, el derecho a decirle a la gente aquello que no quiere oír”. “Periodismo es publicar lo que alguien no quiere que publiques. Todo lo demás son relaciones públicas”. George Orwell puede ser perfectamente el autor de estas breves, concisas y demoledoras citas. Periodista, ensayista, crítico y novelista, al autor inglés también se le atribuye la siguiente frase: “En tiempos de engaño universal, decir la verdad se convierte en un acto revolucionario”.
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