21 febrero, 2019
998 Lecturas
La llave catalana
La memoria se pierde intentando recordar el número de veces que los partidos catalanes han sido clave para la aprobación de los Presupuestos Generales. Partido Popular y PSOE les han ofrecido de todo para conseguir su apoyo a las cuentas. CiU no solo daba su apoyo a cambio de «la pela», que fueron muchas, también obtenía importantes concesiones en lo que atañe al autogobierno catalán.
Recordemos aquí el llamado «Pacto del Majestic», un pacto entre CiU y el PP de Aznar firmado en 1996 y en el que Aznar, a cambio del apoyo de CiU para ser investido presidente del Gobierno, concedió un nuevo sistema de financiación para Cataluña, además de importantes transferencias de competencias a la Generalitat, como la justicia, la educación, la sanidad o el empleo. Así las cosas, y al mismo tiempo, Pujol se paseaba altanero y confiado moviendo impunemente la red que le proporcionaba, a él y a su clan, multimillonarios beneficios económicos. Todos el mundo lo sabía, lo de las cesiones y lo de la corrupción del clan, pero nadie decía nada, mucho menos acusar al Gobierno de turno de colaboracionista en las pretensiones independentistas de los catalanes o de alta traición como ahora se hace. Si en 1996 para los catalanes la pela era la pela y la independencia un objetivo casi lírico, ahora la pela parece no importar y se sacrifica en aras de un independentismo cada día más fuerte y arraigado, arrastrando en su sacrificio al resto de los españoles al negarse a apoyar unos Presupuestos Generales esperanzadores para los que más ayuda necesitan.
Argumentan en PP y C’s, y lo hacen a gritos, que España no puede ser rehén de los independentistas, y lo hacen olvidando que siempre lo hemos sido en mayor o menor medida, tanto de Cataluña como del País Vasco….y lo hacen sabiendo que siempre les van a necesitar salvo que se hagan dueños y señores de una mayoría absoluta en el Congreso, una mayoría absoluta en la que se cambiarán las tornas y tanto los catalanes y vascos como el resto de los españoles pasaremos a ser rehenes de un poder tendente al absolutismo, tal y como lo será si la extrema derecha se convierte en socio necesario.
Es cierto que algo hemos avanzado, hoy no se ha enviado a Barcelona a un general Batet, tal y como se hizo en 1934, para sofocar y rendir a los independentistas, hoy los métodos han cambiado, sin embargo los líderes catalanes están en prisión, como lo estuvieron en 1934, y en lugar del ejército se tirará de un controvertido articulo de la Constitución para intervenir por completo la Comunidad Autónoma y despojarla de todas sus atribuciones como tal. La historia se repite con nuevo y obligado atrezzo.
Esto tiene que acabar, de seguir así mucho me temo que las posibles ventajas de conservar la unidad territorial de España a toda costa no le convenga a nadie y menos aún a la democracia. La pasada semana hemos visto como el cerrilismo interesado de la derecha junto con el afán independentista catalán han tumbado unos Presupuestos Generales más que aceptables en lo social y en lo equitativo, cercenando al tiempo toda posibilidad de continuidad del PSOE en el Gobierno. No olvidemos que ha sido el PSOE quien desde el Gobierno ha puesto en marcha un plan de diálogo con la Cataluña independentista, un plan que de gobernar la derecha no se volverá a ver en muchos años. Un plan y una negociaciones que son, sin ninguna duda, la única forma de reducir a mínimos las ansias independentistas, no de sus partidarios más radicales, pero si del pueblo catalán en su conjunto, que en definitiva es quién decide.
La izquierda ha de plantar cara a lo que viene, y lo que viene es una mayoría absoluta de la derecha sustentada por el apoyo de la extrema derecha, de ser así veremos como las exigencias de los catalanes quedan en nada comparadas con las que Vox pondrá encima de la mesa para la investidura de un nuevo Gobierno primero y para la gobernabilidad después.
Sean cuando sean las próximas elecciones generales los votantes de la izquierda han de movilizarse al máximo desde ya. Bastaría con que cada votante de izquierda convenciera a un indeciso para que una coalición de izquierdas gobernase España. Se hizo en febrero de 1936 y se debe reeditar en 2019, es vital.
Salud y República.
Benito Sacaluga