Aún no se han cerrado las heridas por los últimos actos terroristas sobre Paris, en noviembre del 2015, y ya vemos estupefactos como los ríos de sangre siguen vertiéndose en oriente medio. Son muchas las voces que claman: ¿Para cuándo el final del conflicto? Hace unas horas que Ankara llora desconsolada por sus últimas víctimas inocentes y, entretanto, el mundo vive impávido un panorama más que desolador al contemplar como en medio de la barbarie miles de refugiados son tratados como escoria.
Isis parece que está jugando bien la partida en este complicado escenario bélico, que parece dilatarse demasiado en el tiempo; Rusia, gran estratega, aprovecha el tirón protagonista para pavonearse ante el mundo mostrando su innegable poderío armamentístico, incapaz, por ahora, de erradicar de raíz la amenaza islámica. Y en este clima de crispación ya son muchos los que señalan que estamos viviendo la antesala de un posible conflicto de carácter mundial. Algo se acerca y el mundo está expectante ante la próxima jugada. La dictadura silenciosa de Corea del Norte parece ser que tiene mucho que decir en todo esto y por si fuera poco, para rizar más el rizo, entra en el terreno de juego la amenaza del armamento nuclear.
A estas alturas de la película no hay que ser un experto mundial para leer entre líneas que algo se está cociendo a fuego lento y solo es cuestión de tiempo que salte la mecha, y más cuando EEUU está aun tris de iniciar un camino sin retorno, tras saberse amenazado por el gigante coreano.
El ex espía soviético y escritor Daniel Estulin, amplio conocedor de las diversas tramas políticas mundiales, lo tiene claro y está convencido que próximamente se iniciará un próximo conflicto bélico de carácter mundial y aseguraba recientemente que gracias a la intervención Rusa sobre Siria se ha podido evitar una guerra Termonuclear. Según Estulin el conflicto está a punto de aparecer en escena. ¿Estará Estulin en lo cierto? ¿Realmente está todo listo para una inminente Guerra Mundial? Sea como fuere, hoy por hoy, estamos viviendo los peores momentos desde nuestra denostada Guerra fría. Sólo nos queda rezar y que Dios nos pille confesados.
TERESA PORQUERAS