Asia compra oro y Occidente sigue endeudándose.
El pasado 31 de octubre Goldbroker (www.goldbroker.com), una prestigiosa página financiera internacional de metales preciosos publicaba una interesante entrevista con uno de sus colaboradores habituales, Egon von Greyerz, a cerca de las compras masivas de oro por parte de la élite financiera china.
Egon Von Greyerz, fundador y socio administrativo de Matterhorn Asset Management AG (MAM) y GoldSwitzerland, se unió al equipo de Goldbroker.com en 2012. Comenzó su vida laboral en Ginebra como banquero y luego pasó 17 años como Director Financiero y Vicepresidente Ejecutivo de Dixons Group Plc. Desde la década de 1990, ha participado activamente en actividades de inversión financiera que incluyen fusiones y adquisiciones , así como consultoría de asignación de activos para fondos privados. Esto llevó a la creación de MAM en 1998, una empresa de gestión de activos basada en los principios de conservación de la riqueza. Hace apariciones en los medios de comunicación (CNBC, BBC …) y habla en conferencias de inversión en todo el mundo. Egon Von Greyerz pronosticó los problemas actuales en la economía mundial hace más de 10 años. En 2002, cuando el oro estaba a 300 $/onza, MAM recomendó a sus inversionistas poner el 50% de sus activos de inversión en oro físico almacenándolo fuera del sistema bancario.
La entrevista se titula: “China acaba de comprar una enorme cantidad de oro de Londres y Nueva York”.
Desde el punto de vista geoestratégico esto puede explicarse como una toma de posición de gigante asiático frente a sus competidores occidentales, sin embargo hay mucho más de lo que la opinión pública sabe o le dejan saber.
Para empezar resulta altamente simbólico que se produzca ese transvase de poder económico desde Nueva York y Londres a Pekín. Es el nuevo orden mundial que se avecina: Asia desplaza a Occidente a marchas forzadas no sólo por el peso de su demografía y de su potencial económico sino por su voluntad política de cambiar las reglas del juego capitalista. Capitaneando de ese cambio pendular está China, escoltada por India y por Rusia -que tiene más cuerpo y más alma en Asia que en Europa-, así como por los tigres del Sudeste Asiático: Corea, Malasia, Indonesia…
Pero Egon Von Greyerz da pistas sobre el terreno de lo que está pasando aquí y ahora en el opaco y sectario mundo de las finanzas, mientras la población permanece distraída informándose sobre procesos de corrupción política, la inmigración, los independentismos, el terrorismo islamista, los resultados deportivos, Sálvame de Lux, Gran Hermano Vip o las temperaturas inusuales para noviembre.
Greyerz se reunió en Suiza con un grupo de administradores de grandes fortunas en la élite financiera china. Estos administradores lo que buscan es que sus clientes tengan todo su patrimonio invertido en oro físico. Nada de acciones, ni mercado de futuros, ni siquiera mercado inmobiliario u obras de arte: oro en lingotes, como los piratas de la Isla del Tesoro.
La compra de oro en China esta subiendo y subiendo sin parar. Eso es porque los chinos -dice Greyerz- saben lo que está pasando en el mercado. Saben del fraude de las divisas, especialmente del Dólar. El Dólar no vale nada. Estamos pagando deuda americana cada vez que compramos un dólar. Y lo mismo sucede con el Euro o el Yen. El papel no vale nada. El oro, además de ser un activo real, tangible, universal e independiente de la manipulación estatal, es un valor en alza. Además estas compras masivas llevarán indefectiblemente a un aumento radical del precio del oro.
Greyerz advierte: “Cuando el mercado del papel moneda se rompa -papel que en su 80% es digital, ni siquiera tiene ya una base física- y China domine el mercado del oro, va a ser interesante ver qué va a hacer Occidente, si intentará manipular el precio del oro a través de los mercados de divisas -papel- y del mercado interbancario”… O si acabará rendida a los pies de China.
Continua Greyerz diciendo: “Una vez más, el mes pasado vimos las importaciones de oro en Suiza y luego las exportaciones a Asia e India. El mes pasado, más del 70% de las cifras de importación de oro (en Suiza) provinieron de Londres y Estados Unidos.
Vemos nuevamente que Suiza está comprando las barras de 400 onzas de los bancos de lingotes del Reino Unido y los Estados Unidos, las está convirtiendo en barras de 1 kilo y luego las envía a Asia. El mes pasado apenas hubo compras de las minas. Todo salió de Londres y Nueva York.
Y eso demuestra, una vez más, que los bancos centrales están arrendando su oro físico al mercado o vendiéndolo de forma encubierta. Y ese oro que está entrando al mercado en Londres y Nueva York, antes de permanecer en Londres o permanecer en Nueva York, para que después se intercambie entre los distintos bancos, estos bancos ahora obtienen el oro de los bancos centrales y luego lo venden. Y al banco central le dan un pagaré. En tiempos normales, el oro solía quedarse en Londres y Nueva York. Ahora ese oro va a través de Suiza a China e India y ese oro nunca regresará. China nunca lo va a devolver, ni tampoco la India.” Lo que quiere decir que los pagarés de los bancos valen lo mismo que el papel o los kilobytes en los que están escritos: nada.
Eso puede suponer la quiebra integral del sistema bancario al arrastrar los bancos centrales a los demás.
Entonces, ¿qué va a pasar? -continua advirtiendo Greyerz-: “Todo lo que tienen, estos bancos centrales, que probablemente hayan arrendado la mayor parte de su oro, es un pagaré de un banco de lingotes y esos bancos de lingotes nunca recuperarán el oro físico. Esa es otra escasez masiva que ha creado un enorme desequilibrio en el mercado del oro y, cuando todo esto explote, supondrá una enorme presión al alza sobre el precio del oro. Ese día se acerca”
No aprenden de sus errores, pero lo malo es que cada vez que reinciden, la crisis es más gigantesca que la anterior.
El mercado inmobiliario va directo hacia otra burbuja tan o más grande que la pasada.
La deuda pública y privada no sólo no ha dejado de crecer con las política de austeridad sino que se dispara potencialmente en todo el mundo.
El crédito produce inflación y la inflación deuda.
Hemos desconectado el sistema financiero de la economía real generando un monstruo que deja enano al problema climático al que se enfrenta la humanidad.
Pero en Occidente nadie quiere encarar este problema de frente, ni derechas ni izquierdas. Así que, no, no va a ser la inmigración, el mestizaje cultural, la ideología de género, el desastre demográfico, los nacionalismos, la extrema derecha, el cambio climático o una invasión islámica, lo que acabe con Occidente.
Precisamente la corrupción de aquello que le hizo dominar el mundo, el capitalismo, va a ser lo que acabe enterrándolo por completo. Ojalá nos equivoquemos, pero las profecías están ahí y todas coinciden en el armagedón entre la usura y la justicia.