Extracto de la conversación tranquila de @jmfrancas con Alejandro Macarrón Larumbe: Ingeniero y consultor empresarial, Director de la Fundación Renacimiento Demográfico (@ren_demografico) y autor de los libros “El suicidio demográfico de España” (Home Legens, 2011) y “Suicidio demográfico en Occidente y medio mundo” (CreateSpace-Amazon, 2017).
La conversación completa está: http://www.azperiodistas.com/alejandro-macarron-larumbe-la-baja-natalidad-no-es-cuestion-de-dinero-sino-de-valores/3575
blog: http://www.noentiendonada.es,
You tube: https://www.youtube.com/channel/UCUGcEzxyMJwuOCBNnjwPDxg?view_as=subscriber
JMF: ¿Renacimiento o suicidio demográfico?
Alejandro Macarrón Larumbe: Ése es el dilema. Es más o menos hamletiano. Renacimiento (“ser”) o suicidio (“no ser”) demográfico.
JMF: Y ahora, ¿en qué estamos?
Alejandro Macarrón Larumbe: Claramente, en modo “suicidio”. Cada nueva generación de españoles es un 35% a 40% menos numerosa que la anterior. De seguir así indefinidamente, teniendo tan pocos niños, desapareceríamos.
JMF: Y, si eso es tan evidente, ¿por qué piensas que desde el gobierno no se hace nada?
Alejandro Macarrón Larumbe: Porque es un tema muy incómodo socialmente, ya que más de la mitad de los españoles tiene ahora solo un hijo, o ningún hijo. Y como los efectos de esa escasez de niños no se notan en el día a día, ya que el deterioro demográfico es muy lento, y a ningún político le piden cuentas por esto, lo dejan pasar. También influye que la comunidad académica-intelectual pasa tanto del tema como los políticos. Y los medios últimamente hablan un poco más del asunto, pero aún demasiado poco.
JMF: ¿No puede haber detrás un intento de atacar a la ‘familia’?
Alejandro Macarrón Larumbe: Lo hay. Siempre hay extremistas en cualquier sociedad. Pero no triunfarían si la gran mayoría de la población se opusiera frontalmente a ello, y si hubiera muchas más voces influyentes pro-familia y pro-hijos. A nadie le obligan a no casarse, ni a divorciarse, ni a abortar, ni a no tener hijos…
JMF: Y, ¿hay voces influyentes pro-familia y pro-hijos?
Alejandro Macarrón Larumbe: Las hay, pero demasiado pocas. Y así estamos como estamos.
JMF: Ya se que no es la razón más de fondo, pero con el problema de las pensiones, ¿nadie se plantea esto?
Alejandro Macarrón Larumbe: Los “sabios” que hace cuatro o cinco años elaboraron la última reforma de las pensiones, al menos en lo que se publicó en prensa, no dijeron “ni mu” de natalidad. Y eso ha sido la tónica general hasta hace muy muy poco cuando se hablaba de pensiones.
JMF: Y, ¿a qué achacas eso?
Alejandro Macarrón Larumbe: No estoy seguro. No sé si es ignorancia de lo que la baja natalidad implica, o pensar que es irreversible, o cobardía, o influencia del mantra de que el mundo está superpoblado, o todo eso a la vez… También es cierto que una mejora de natalidad mañana no se notaría en la economía productiva hasta dentro de 20 a 25 años, y por tanto, si el gobierno te pide que “arregles” lo de las pensiones para los próximos 10 a 15 años, que nazcan o no niños ahora es indiferente.
JMF: Pero si no se empieza, los 20 años no pasarán nunca y el problema crece…
Alejandro Macarrón Larumbe: ¡Desde luego!
JMF: ¿Hay políticas reales que fomenten la natalidad?
Alejandro Macarrón Larumbe: Hay políticas que han logrado éxitos parciales en otros países, pero en todos ellos han resultado ser insuficientes, y en casi todos ellos, además, en los últimos años se está produciendo una nueva caída de la fecundidad. En mi opinión, no han funcionado más que parcialmente, porque se han centrado casi exclusivamente en dar dinero o cosas equivalentes a las madres/familias. Y la causa principal de la baja natalidad no es el dinero, es cuestión de valores. De hecho, históricamente, la natalidad ha caído al crecer con fuerza la prosperidad.
JMF: ¿El problema es el bienestar de occidente?
Alejandro Macarrón Larumbe: Tal vez sea ésta la pregunta esencial de esta entrevista. Sí parece que el bienestar económico y de salud -junto con el radical cambio de estructuras económicas, políticas, legales y de valores y hábitos sociales y morales que se ha producido en paralelo a su logro-, es la clave principal de fondo de la bajísima natalidad occidental. Y eso es una preocupante realidad, porque el bienestar alcanzado es / parece irrenunciable. Pero claro, si no logramos compatibilizar ese bienestar con una natalidad suficiente, para lo que necesitamos reinventar parcialmente el modelo de sociedad actual, perderemos bienestar y acabaríamos desapareciendo.
JMF: ¿Me estás definiendo el egoísmo?
Alejandro Macarrón Larumbe: Una forma de egoísmo, sin duda. Creo que la cara oculta e indeseable del progreso material/bienestar, es que nos vuelve más blanditos, menos esforzados. Con menos sentido del deber. Y criar hijos es esforzado, sacrificado. Te da muchas satisfacciones, te completa la vida. Pero es esforzado, en lo vital y en lo económico. Este reblandecimiento moral se ve en muchas familias que pasaron de la pobreza a la riqueza.
JMF: Con este panorama, ¿ qué hacemos?
Alejandro Macarrón Larumbe: Necesitamos un gran “rearme moral” pro-hijos y pro-familia, algo más fácil de desear y pedir que de lograr, claro. Hay que exponer a toda la sociedad, empezando por los niños en el colegio, pero no solo a ellos, nuestra cruda realidad demográfica, y lo bueno que es para casi todos los seres humanos tener familia propia con críos. O recuperamos espíritu de sacrificio, y tenemos entre todos los suficientes hijos, o si no, evitar hoy meternos en el lío de tener “churumbeles”, por comodidad, será la tristeza y la pobreza del mañana, por el desplome demográfico de la sociedad, en general, y el vacío afectivo y de cuidados familiares de quienes no tuvieron hijos, en particular. Pero además, hay que contarles a esos escolares y jóvenes que esto es un esfuerzo que compensa.
JMF: Gracias Alejandro, no pides poco… Un abrazo y hasta pronto.
Alejandro Macarrón Larumbe: Ja ja ja. Ya sabes que contra el vicio de pedir está la virtud de no dar. Gracias, Josep María.