Conversación tranquila de @jmfrancas con José María Ballester (@jmbe12). Periodista, colaborador de diversos medios, autor de obituarios en ABC.
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JMF: José María, a ti te gusta la política internacional. ¿Qué focos destacarías ahora de inestabilidad en el mundo?
José María Ballester: Oriente Medio sigue siendo el principal foco de inestabilidad. Asia lo es cada vez más, y Latinoamérica está en una fase muy peligrosa: existe un riesgo real de desestabilización del continente. Y Europa ha dejado de ser remanso de paz.
JMF: Hace días que Siria no es noticia, ¿qué pasa en Oriente Medio?
José María Ballester: Siria es noticia siempre. Otra cosa es la importancia diaria que le den los medios. El conflicto de Oriente medio empezó siendo local (Guerra de 1948-1949), se internacionalizó a partir de la Crisis de Suez (Guerra de 1956), y se mundializó con las guerras del Kippur (1973). Desde entonces, el peligro va en aumento y es la principal amenaza a la paz en el mundo. La guerra de Siria es seguramente la más grave de todas. No sólo por su magnitud, sino por la lucha que en su territorio se libran las potencias. En Siria se ha notado, entre otras cosas el renacer de Rusia y de Turquía y la consolidación de Irán. Todo, en detrimento de Occidente. A nivel local, Israel mantiene la superioridad estratégica, pero es un país que tiene menos seguridad en sí mismo que antaño.
JMF: ¿Estamos, como siempre, con un EEUU frente a Rusia?
José María Ballester: Que Rusia quiere volver a ser superpotencia, es evidente: su intervención en Siria es la mejor prueba. USA lo sigue siendo. Hay un reverdecer de la rivalidad entre Washington y Moscú, pero ya no es de la Guerra Fría, entre otras cosas porque ningún importante giro planetario, ya sea económico, político o ecológico, se podrá dar sin China.
JMF: Pero China, ¿opera en Oriente Medio?
José María Ballester: De momento, ya domina económicamente a África, se ha convertido en el principal inversor de ese continente. En el conflicto de Oriente medio, se mantiene, en apariencia, en un segundo plano. Sin embargo, su preferencia por el consorcio de intereses Moscú – Teherán no es ningún secreto. Pero su diplomacia es hábil: hace unos meses Xi Jinping recibió a Benjamin Netanyahu con todos los honores.
JMF: Sabia lo de África y lo de Latinoamérica donde China está cada vez más presente, ¿es un peligro China?
José María Ballester: Depende para quien. Lo que es seguro es que las pretensiones chinas en su zona de influencia están generando inestabilidad: Japón se está rearmando -en un cambio radical de la doctrina que era la suya desde 1947-, Filipinas no quiere ceder a Pekín en control del mini archipiélago de las Spratly, conformado por unos islotes, pero situado en una zona crucial. Asimismo, no se producirá ningún avance en el tema norcoreano sin el visto bueno de China. Donald Trump lo sabe.
JMF: ¿Cómo ves a Corea del Norte y su entendimiento con Trump?
José María Ballester: La cumbre de Singapur fue espectacular. Hace aún unos meses su celebración hubiera sido inimaginable. Lo importante es lo que viene después. Y Estados Unidos ya ha lanzado serias críticas a Corea del Norte. Lo más difícil empieza ahora después del festejo. Y nada está garantizado.
JMF: Vamos por el orden que me has dicho antes, ¿que destacas de Latinoamérica?
José María Ballester: En Latinoamérica, los regímenes venezolano y nicaragüense están debilitados, pero no se desmoronan, dando lugar a baños de sangre. Es indignante la indiferencia de Occidente hacia la bestialidad de Ortega y su mujer. Lo mismo cabría decir sobre Nicolás Maduro. En cuanto a Cuba, el cambio de persona ha sido un mero maquillaje: las violaciones a los derechos humanos son continuas. El aparato represor castrista sigue siendo implacable. Y la influencia de la La Habana en Caracas y Managua es decisiva. Ya en las democracias, el México de López Obrador es toda una incógnita. Pero lo inmediato son las tres dictaduras que he mencionado antes.
JMF: ¿Qué hace que como tu dices las tres dictaduras de Latinoamérica ‘no se desmoronen’?
José María Ballester: En Cuba, el régimen sigue controlando todos los resortes del poder, si bien se nota cada vez más más el hartazgo de la población. Y también se beneficia, como siempre, de la inexistencia de una oposición sólida y unida, pese a la aparición de una generación de disidentes integrada por personas inteligentes con ideas claras. Pero la lucha de egos causa estragos. También la larga mano de la Seguridad del Estado. En Venezuela, es más complejo, pero el régimen sigue teniendo apoyos en zonas rurales y en ciertos sectores económicos. Por no hablar de las Fuerzas Armadas y el aparato de inteligencia. En Nicaragua, yendo a un plano más personal, el matrimonio Ortega-Murillo es el más interesante, dentro del ámbito tiránico, desde los Ceaucescu.
JMF: ¿Interesante? ¿Por?
José María Ballester: Porque Rosario Murillo domina completamente a Daniel Ortega, muy debilitado psicológicamente. Ella es más temible que él. Tampoco deja de ser interesante el nítido distanciamiento del régimen de personas como Ernesto Cardenal. La cosa viene de lejos, pero en Europa no nos habíamos enterado. En cambio, el cardenal Obando, recientemente fallecido, acabó siendo muy cercano a la pareja presidencial. Rosario Murillo siempre alude a Dios en sus intervenciones.
JMF: José María, nos queda Europa, ¿por qué ya no es un remanso de paz?
José María Ballester: La inmigración está alterando la naturaleza del Viejo Continente. El demográfo francés Emmanuel Todd ya habla de «mutación antropológica». Todos estos cambios se resienten en la política. Y no se puede obviar otra de las consecuencias: la cada vez mayor inseguridad económica y laboral. El tema da para un congreso de varios días…
JMF: ¿Acabará la política migratoria con la UE?
José María Ballester: La está desestabilizando gravemente. Y han surgido dos frentes cuyos planteamientos parecen difíciles de conciliar: por un lado, el eje tradicional Berlín-París, con el Benelux y países como España y Portugal, liberales y partidarios de la globalización. Por otro, el Grupo de Visegrado (Hungría, Polonia, Chequia y Eslovaquia), a los que se han sumado Austria e Italia. Son más partidarios del control de fronteras y de la defensa de las identidades nacionales frente a la gran mezcla globalizadora. Es curioso, o no tanto, que este nuevo grupo corresponda, a grandes trazos, a los contornos del Imperio austrohúngaro.
JMF: Y, ¿qué pasará?
José María Ballester: De momento la línea divisoria se está acentuando. Luego está el caso del Brexit, que si no se resuelve de una manera satisfactoria, hundirá a Gran Bretaña y dañará irremediablemente el proyecto europeo.
JMF: Gracias José Maria, de tu mano hemos dado un vuelta al globo. Un abrazo.
José María Ballester: Gracias a ti.