No hay semana en que no se publiquen informes que alertan del negro futuro que les espera a nuestras pensiones. Curiosamente la preocupación del ámbito político por el tema es casi nula. Las malas lenguas dicen que como casi todos ellos tienen garantizada la pensión máxima, por sus servicios a la patria, el tema no les quita para nada el sueño.
La realidad es que un sistema piramidal como el español, en que cada día la base de la pirámide estrecha más y la punta se está convirtiendo en una extensa planicie, tiene todas la opciones de caer. Las pirámides invertidas tienen muy poco futuro. Son menos a pagar y más a percibir; amén de que los que perciben, viven más años y por tanto extraen más; y los que pagan, lo hacen con sueldos más bajos y pagan menos. Alguien duda de que con esta realidad estamos frente a la tormenta perfecta.
¿Como romper este mal fario? Cambiando el sistema ya, al menos para las generaciones futuras; quizás la llamada mochila austriaca sea una buena solución, mejor que la actual sin duda. Para los que estamos inmersos en el proceso, las cosas pintan mal. No pienso que peligren las pensiones, dado que ningún partido se arriesga a perder tantos votos, son más de nueve millones los pensionistas actuales, pero es evidente que menguaran. Jubilaciones más tardías, pensiones cada vez más alejadas del coste de la vida y más distancia entre el ultimo sueldo y la pensión, presagian un futuro más gris que de colores.
Los pensionistas han cotizado antes de serlo para serlo en condiciones y es injusto jugar con ellos. Ya es difícil entender como una estructura piramidal, tachada como estafa cuando la hace un propio, sea la gran apuesta del Estado para las jubilaciones. Y no parece de mucha ayuda cambiar la fiscalidad de los planes de pensiones, hasta hacerlos bien ineficaces.
No entiendo nada. Dada la incapacidad del mundo político para cuidar de sus mayores, ¿por qué no incentiva sistemas que ayuden a mejorar los ingresos de los pensionistas? ¿Alguien me lo explica?