Un canto a la esperanza
La modélica Transición recogida en la Constitución de 1978 fue una farsa. Y por mucho que se trate de justificar con la amenaza de una involución, el resultado fue dejar impune el genocidio franquista y doblegar al pueblo español, una vez más, a la voluntad de la oligarquía que se alzó contra la República. El Ejército, la Iglesia y los caciques financiados por la Banca, impusieron la dictadura franquista de los mercaderes, que siguen gestionando España como si de un botín de guerra se tratara. En lugar de una democracia para los ciudadanos, el IBEX-35 y los oligopolios energéticos son los capos-dueños de nuestra economía. La Monarquía y los gobiernos de turno, son sus cómplices.
¿Qué hacer en el siglo XXI con una Constitución que no representa las aspiraciones de los hijos, nietos y biznietos de los que sufrimos la pérdida de la República, la sangrienta dictadura y la nada modélica Transición?
Tendremos que preguntarnos por qué la nación española y todos sus símbolos, constituyen una mentira apuntalada de embustes. Es evidente que hoy no pocos ciudadanos cuestionan la Monarquía, y están es tu perfecto derecho de reclamar la República. Para muchos ciudadanos la nación es un sentimiento y no se sienten españoles aunque se lo impongan. Para unos la bandera nacional simboliza la unidad de la patria, pero hay otros que se manifiestan con la bandera republicana, y no importa el motivo reivindicado. También en los campos de fútbol hay colectivos que, lejos de respetar el himno nacional, lo rechazan con una ensordecedora pitada. Y sin olvidar lo sagrado que es para un ciudadano el respeto a su lengua materna. Es cierto que la Constitución Española, ahora, no seduce a una inmensa mayoría. A pesar de que mientras estos aspectos no sean sometidos a una consulta sería, la discrepancia con estos símbolos, no se pueden considerar como casos aislados. En nuestra escasa tradición democrática, los políticos de los partidos tradicionales, sobre todo, han tenido cierto miedo a consultar a las bases. Es más fácil depositar la soberanía plena en los cuadros de las organizaciones políticas. Es decir, en los caciques de cuyo moderno.
Para resolver éste y otros conflictos políticos, el Gobierno y las fuerzas que capitanearon la Santa Transición, cargados de razones legales pero dudosa legitimidad, está hostigando a los secesionistas, con la acción de la Justicia y del Tribunal Constitucional. Por supuesto los medios de comunicación que fueron arte y parte en la Transición, no sueltan la presa de la legalidad vigente para seguir al servicio incondicional del poder político y económico. Brillando por su ausencia su independencia, la crítica y la autocrítica. Y cultivando el corporativismo, la mentira y el servilismo.
CHOQUE DE TRENES EVITABLE
Es fácil predecir a dónde vamos a parar con este anunciado choque de trenes. El Gobierno y sus secuaces, están haciendo lo que el pastor con su perro, para que achuche a las ovejas. El Ejecutivo pasa al Fiscal General del Estado, que no lo es del Estado, porque sí lo es del Gobierno, toda la responsabilidad que debiera de haber empleado en dialogar, negociar y pactar. Han hecho de la Constitución un soporte para sostener el anacronismo del Régimen del 78. Un régimen fallido y nada actualizado. Los preceptos de la Carta Magna están fosilizados.
El disparate está llegando hasta sus últimas consecuencias. La inacción del Gobierno llevará al Ejército y a la Justicia para garantizar la unidad de España, aplicando los artículos 8 y 155 de la Constitución. La Generalitat será suspendida y la Administración de Catalunya pasará al Gobierno de España. España volverá a ser UNA GRANDE Y LIBRE, y el enfrentamiento fratricida una vez más conseguido.
NADIE SABE TANTO COMO TODOS JUNTOS
Solamente la insensatez de los franquistas (Partido Popular), podrán darse por satisfechos con este hipotético desenlace. El PSOE debería liderar la iniciativa aglutinando todas las fuerzas del cambio. Sin creerse nadie más salvador que el otro. Excluir a los ciudadanos que deseen ejercer el derecho a decidir su propio futuro, sería un error garrafal y además los conflictos regionales seguirían en pleno vigor. No olvidemos que el conflicto catalán se provocó con la mutilación que del Estatut hizo el Tribunal Constitucional, al dictado del Partido Popular (Franquistas). El tándem PP-CIUDADANOS, es decir, franquistas genuinos y franquistas de nuevo cuño, son parte del problema y por tanto no pueden tomar parte de la solución. Quizás este sea el principal escollo del conflicto…
No obstante cuando la cadena se vaya a romper, antes de que los tanques de la señora Cospedal salgan para aplastar el pavimento de las ciudades catalanas, la sensatez se impondrá y habrá conversaciones, negociaciones, acuerdo y pactos. Los jueces volverán con su toga y los tanques a sus cuarteles.