Ruego atención y difusión de este grave caso:
Mi nombre es Antonio Martínez y el día 13 de agosto de 2015, mis hijas salieron de España con su madre para pasar un mes de vacaciones en Rumanía como habían hecho en anteriores ocasiones, todo parecía ir según lo previsto, mantenía contacto telefónico con las tres y nada raro se observaba hasta que sorpresivamente el día 16 de septiembre (la vuelta estaba fijada en los billetes para el día 17) cuando pregunté por la hora de regreso para ir a buscarlas al aeropuerto, la madre de mis hijas me comunica que no van a volver nunca y que me olvide de ellas porque según dijo, al haberlas parido ella, es su dueña. No es ciencia ficción, es la pura, triste y dura realidad. Al recibir ese mensaje estuve a punto de sufrir un desmayo y asistido por familiares fui a la comisaria a interponer una denuncia; la denuncia quedó algunos días en la comisaria hasta que supieron que hacer con ella porque era un caso tan extraño que a todo el mundo le resultaba raro que entre seres humanos se pudiera hacer algo así.
De forma cruel robaron a mis dos hijas, me engañaron, engañaron a los médicos al pedir más insulina de lo habitual para una de mis hijas que está enferma de hipoglucemia y perpetraron esta inhumana monstruosidad con la mayor alevosía y falta de humanidad posible
Trataron de que nunca más volviera a saber nada más de mis hijas pero la cónsul obligó a la madre a permitirme hablar con ellas cada dos días por vía telefónica y a que me mandara los indices de azúcar de mi hija enferma que cabe recordar necesita cuidados urgentes como médicos, dentistas y una bomba de insulina de los que dispondría de forma gratuita en España pero no tiene en Rumanía lo que hace que tenga brutales altibajos de azúcar constantemente y tema lo peor. Mis hijas tienen actualmente 5 y 7 años de edad que cumplieron en Rumanía lejos de mi y oyendo a través del teléfono como celebraban su cumpleaños a 4.000 kilómetros de casa, nadie se imagina lo duro que es eso para un padre.
Tuve que gastar en abogados, traducciones y demás gestiones hasta el último céntimo y tras un esfuerzo descomunal el juez declaró ilegal el traslado y la retención de mis hijas en Rumanía incluso citó a la madre de mis hijas que no acudió. La justicia en España me ha dado la razón, no ahora sino hace meses y a pesar de ello mis hijas siguen sin volver a casa y Rumanía da cobijo a las personas que se las llevaron, que son su madre, su tío y su abuela. La justicia rumana tardó tres meses en responder y no paró de poner trabas en todo momento así como continuas y agónicas dilaciones. El Estado español y sus instituciones me han escuchado pero el problema está en Rumanía.
He puesto en marcha varias iniciativas que han contado con bastante difusión como un blog que es: http://sosrocioymaria.blogspot.com.es/ y mi cuenta de Twitter que es @Antoniomrtinez4.
Llevo sin ver a mis hijas 489 angustiosos y agónicos días, desde aquel fatídico 13 de agosto de 2015, ya no soy la misma persona, apenas como y duermo, mi vida se ha convertido en una batalla por recuperarlas. La justicia rumana rechazó mi solicitud a pesar de que la justicia española declara ilegal el traslado y ahora uno de los mejores abogados de aquel país trabaja para recuperarlas. Pido, imploro y suplico la ayuda de España para devolver su vida a mis hijas y que la cordura, la razón y el sentido común se restablezcan y mis hijas puedan recuperar a su padre, a sus hermanos, a sus tíos, a su abuelo, a sus primos, a sus amigos de toda la vida, puedan volver a su colegio donde ya han perdido un año, y particularmente mi hija mayor que está muy enferma tenga sus cuidados y esta macabra pesadilla termine de una vez por todas.
¡Auxilio!