LA MALA EDUCACIÓN
MIS BLOQUEOS PERSONALES ARRASTRADOS DESDE MI INFANCIA
- LA MEMORIA
La educación en mi niñez estuvo basada en la memorización de las lecciones de todas las materias. Quizás en la resolución de problemas de aritmética se basaba en algún tipo de lógica, pero las fórmulas utilizadas se guardaban en la memoria sin haber aprendido a deducirlas. El catecismo de la Doctrina Cristiana del Padre Ripalda se aprendía de memoria y así nos garantizaban la permanencia del dogma. En esta materia la razón no estaba en los contenidos escolares y tampoco se le esperaba más tarde. El eslogan pedagógico que imperaba era “la letra con sangre entra”.
El pánico a memorizar me acompañó hasta más tarde cuando gran amante del Teatro, me ofrecieron interpretar algún papel en un grupo de teatro amateur, pero el espanto a memorizar, me hacía olvidar la interpretación. Como muestra de este bloqueo paso a relatar la peripecia sufrida al aprenderme el papel del soldado Javier, en la obra de Alfonso Sastre “Escuadra hacia la muerte”. Estrenada por el Teatro Popular Universitario el 18 de marzo de 1953 en el teatro María Guerrero de Madrid. En el reparto el papel de Javier lo interpretó Adolfo Marsillach. Este personaje debía de declamar un monólogo de dos páginas, es decir el cuadro quinto de la obra. El director decidió que lo interpretara yo, y el ensayo de esta escena debía de hacerse separada del resto de los actores. Tenía que abordar la interpretación de un soldado situado en un bosque, durante la noche de Navidad. Para dirigirme este monólogo en cuestión me presentaron a un actor que procedía de la Escuela Superior de Arte Dramático, y como examen final había interpretado esta misma escena; obteniendo un sobresaliente con laudo…
Como actor me enfrentaba a dos desafíos, la memorización del libreto y la interpretación de las sensaciones, emociones y sentimientos del personaje que debía de encarnar. En mi caso la memorización de aquel texto plagado de puntos suspensivos, interrogaciones y admiraciones, supuso un reto inolvidable. El nuevo actor titulado, alcanzó conmigo el master de director teatral sin duda. Una vez que yo había memorizado el texto, me sentí más seguro, pero a la hora de declamar su contenido, donde se incluía la escritura de una carta, cambiando de tono de voz y hasta sollozando, fue una experiencia única. Interpretando aquel personaje trágico, que según voluntad del autor se suicidaría después de que la escena quedara en oscuro total. Cuando aquel bosque se iluminó yo debía de permanecer inmóvil, entonces el teatro me dedicó una ovación que me hizo llorar esta vez de alegría. Tanto el director del monólogo como el actor aficionado, pagamos un precio muy alto por la educación que recibí basada en la memorización. Una memorística irracional bajo el binomio estímulo-respuesta, con demasiada penalización, ausente de una didáctica adecuada para niñas y niños.
- LA LECTURA
En los años cuarenta y cincuenta, recuerdo que los niños aprendíamos a leer, colocados en corro por secciones y los únicos estímulos que teníamos era no perder rapidez con referencia a los más veloces de la sección. El complejo de leer mal lo adquirí para toda mi vida escolar. Era evidente que el temor a leer lento con equivocaciones agravaba más el aprendizaje. Cuando superé la adolescencia ya me preocupaba menos el leer bien y rápido, puesto que nunca tuve problemas con la comprensión lectora. Si en alguna ocasión tuve que leer en público, traté de leerme el texto antes de su lectura en público. Es evidente que en mi caso el binomio estímulo respuesta entorpecía la comprensión y rapidez lectoras, aunque bajo el temor al castigo. Aquí también se creyó que funcionaría la letra con sangre entra.
- LA ESCRITURA
En mi niñez hice muchos Cuadernos de Caligrafía, pero ningún modelo de letra captó mi atención para asumirla como propia. Las características de mi letra fueron siempre muy irregulares. Ma esforzaba para que en los dictados y exámenes salvara la comprensión del profesor de turno. Con la llagada de los teclados en Internet mi letra se estropeó más si cabe y a veces no entiendo lo que yo mismo escribo. El tener a buen recaudo el enlace de la Web de RAE, completa el tipo de letra que prefiero y la ortografía correcta. Pero mi escritura es irremediablemente mejorable y puedo presumir que soy el que peor letra tengo de mi familia. Psicológicamente me inquieta no tener una caligrafía capaz de escribir bien lo que pienso, aunque sea en una breve frase. Me he tomado la licencia no con poca ironía de elegir este tipo de caligrafía.
- LA INCONTINENCIA NOCTURNA
El término médico de no ser capaz de controlar la orina es enuresis. A veces, la enuresis también recibe el nombre de micción involuntaria. La enuresis nocturna es la micción involuntaria que ocurre por la noche mientras se duerme, después de la edad en que un niño debería ser capaz de controlar la vejiga.
En los años cincuenta, mearse en la cama era un aspecto desfavorable y en algunos momentos dramático, si esta incontinencia nocturna, desbordaba la niñez y se instalaba en la adolescencia. Sobre todo, si se trataba de niños castigados con el insulto de meones. Los padres lejos de aplicar alguna medida que no humillara al niño, se llegaba hasta el castigo y el insulto; Traumatizando al adolescente provocando secuelas muy negativas.
Se trataba de imponer hábitos a los niños que presuntamente resolverían su problema. No beber mucha agua por la tarde noche. No jugar con los sarmientos candentes en el fuego, haciendo ochos con las ascuas. No comer melón por la tarde noche por su contenido en agua. Pero el gran enemigo para estos niños y adolescentes, era el sueño profundo hasta que los rayos del Sol les anunciaba que amanecían en el inevitable charco de orines. Los padres hacían frente a esta situación, cambiando la borra o lana de la cuna o la cama del niño por un colchón de hojas de maíz, que secaban mejor. Esta incontinencia se podía dar en familias donde unos niños sí lo padecían y otros no. La desorientación de los padres y los prejuicios sociales estigmatizaban a los pequeños y adolescentes. Sin duda en los años 50 esta incontinencia estaba ligada a otros aspectos de la sexualidad del sujeto que lo padecía en su entorno social y familiar.
EL CORREDOR SOLITARIO
Narra la historia de un muchacho llamado John Curtis, que a la edad de trece años tiene un problema de incontinencia con la orina, y al que su madre avergüenza colgando sus sábanas mojadas en la ventana de su casa, lo que hace que tenga que correr para llegar antes de que sus amigos se enteren, lo que hará del muchacho un atleta excepcional. Al parecer es en parte autobiográfica del propio Michael Landon. Fue nominada a dos Emmys. (FILMAFFINITY)
https://www.filmaffinity.com/es/film801338.html
ENURESIS NOCTURNA
https://kidshealth.org/es/teens/enuresis.html